Amor y juego

Fundamentos olvidados de lo humano


Hace dos años nos dedicamos a leer a Rebecca Wild y su propuesta educativa Pesta.


Este curso, una lectura nos ha llevado a otra y hemos acabado con Humberto Maturana y Gerda Verden-Zöller.


Os recomendamos su lectura y os dejamos el link del Instituto Matriztico.


Aquí os dejamos un párrafo:


Biológicamente el amor es la emoción que constituye el dominio de las accione en que el otro es aceptado como él o ella es en el presente, sin expectativas acerca de las consecuencia s de la convivencia aún cuando sea legitimo esperar alguna consecuencia de ella. El desarrollo biológico normal sano de un niño requiere de una vida en amor  aceptación mutua, sin expectativas acerca del futuro, con su madre y los otros adultos con quien convive. AL mismo tiempo. Biológicamente. Un niño en crecimiento requiere de una vida de actividades que tiene validez en si misma, y que se realizan sin ningún propósito fuera  de ellas, y en las que la atención del niño puede estar plenamente en ellas  y  no en sus resultados. Se sigue de lo que hemos dicho, que el juego como una relación interpersonal puede tener lugar solamente en el amor, que una relación interpersonal que tiene lugar en el amor es necesariamente vivida como juego y que la relación madre-hijo debe ser una relación de juego. Uno de nosotros, la doctora Verden-Zöller, ha estudiado este aspecto de la relación madre-hijo, y ha revelado el rol fundamental que el juego, y particularmente el juego madre-hijo, tiene en el niño en crecimiento, tanto para el desarrollo de su conciencia de sí, de su conciencia social y de su conciencia del mundo, como para el desarrollo de su autorespeto y autoaceptación.

El juego en los seres humanos es una actitud fundamental que es fácilmente perdida debido a que requiere inocencia total. de hecho, cualquier actividad human hecha en inocencia, esto es, cualquier actividad humana hecha en el momento en que es hecha con la atención en ella y no en el resultado, esto es, vivida sin propósito ulterior y sin otra intención que su realización, es juego; cualquier actividad humana que es disfrutada en su realización debido a que la atención del que la vive no va más allá de ella, es juego. Dejamos de jugar cuando perdemos la inocencia, y perdemos la inocencia cuando dejamos de atender a lo que hacemos y comenzamos a atender a las consecuencias de nuestras acciones, o algo más allá de ellas, mientras aún estamos en proceso de realizarlas. Los seres humanos adquirimos nuestra conciencia individual y social a través de la conciencia corporal operacional que adquirimos en el libre juego con nuestras madres y padres al crecer como seres que viven en el lenguaje en la intimidad de nuestra convivencia con ellos, y perdemos nuestra conciencia social individual en la medida en que dejamos de jugar y transformamos nuestras vidas en una continua justificación de nuestras acciones en función de sus consecuencias, en un proceso que nos enceguece acerca de nosotros mismos y los demás.


Maturana,Humberto; Verden-Zöller, Gerda, “Amor y juego; Fundamentos Olvidados de lo Humano” Ed.: JC Sáez. Edición de 2011.



 

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